Artículo publicado en “Las representaciones de arquitectura en la arqueología de América”, volúmen I (Mesoamérica), pps. 47 – 49, ISBN 968-58-0295-5, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México, 1982.
La cultura olmeca, al parecer el primer gran complejo arqueológico de Mesoamérica, tuvo muy pocos tipos de representaciones de la arquitectura. A diferencia de otros pueblos que realizaron maquetas, las pintaron, dibujaron y tallaron en sus cerámicas, estelas y muros en gran cantidad de formas y variedades, existen a la fecha muy pocas evidencias de que este pueblo tuviese esa misma costumbre o tradición.
A la fecha, además del artículo anterior de Griffin, sólo existe un vaso cerámico proveniente de la ofrenda 23 de La Venta, Tabasco, que muestra cabañas de madera estilizadas y otro analizado luego. Pero la ubicación temporal es un poco posterior a este pueblo, ya que fue atribuida a la pos-fase IV de ocupación, fechada entre el 400 y el 150 a.C., es decir que sería inmediatamente posterior al abandono de los edificios del centro ceremonial (Ducker, Heizer y Squier 1959: 221-223 y plate 58).
El vaso es cilíndrico con sus paredes ligeramente cóncavas, el piso plano y su altura total es de 30 cm; posee restos de pintura roja realizada con hematita especular. La decoración esgrafiada consiste en tres bandas horizontales que muestran dentro de ellas, cabañas estilizadas de madera y techo de paja. Alrededor de ellas pueden apreciarse en forma sumamente abstracta, un par de fauces abiertas. Entre cada una de las cabañas se encuentra un motivo formado por una banda escaleriforme vertical. El vaso sufrió durante su uso una rotura y fue reparado en tiempos prehispánicos.
Es evidente que este vaso, que aúna formalmente tanto a lo olmeca como a lo maya, ha sido bien fechado en esa fase, pero de todas formas nos muestra la existencia temprana de este tipo de representaciones arquitectónicas. Quizás futuros trabajos nos muestren ejemplos similares de cronologías más tempranas.