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En los años 1921-22 hubo una serie de huelgas obreras en la Patagonia que se reprimieron con fusilamientos masivos. Fue conocido como la Patagonia trágica, o rebelde, según los diferentes autores, hecho histórico significativo para el movimiento popular nacional. Esos sucesos involucraron a la comisaría de Puerto San Julián, que hasta hace pocos años se había conservado en buen estado. También allí fueron encarcelados los dirigentes nacionales involucrados en la Revolución Radical de 1932.
A medida que se acercaba el centenario de los sucesos hubo movimientos colectivos para lograr que el edificio fuese reconocido como patrimonio. Pero el reconocimiento oficial llegó tarde y sin haber evaluado los efectos que podría producir, ni haber tomado medidas al comenzar y no sólo al terminar los trámites. Por lo que, tras intensa demoliciones, la única opción fue hacer un estudio arqueológico para conocer la forma original, la existencia de restos materiales asociados a los eventos históricos ya que no había un relevamiento fotográfico o un plano. Y un proyecto que permitiera conciliar los intereses cruzados entre lo público y lo privado.
Lo considerado significativo era ubicar los lugares usados como celdas y la existencia de inscripciones o de objetos asociados a los eventos de 1922. Pero el estado de destrucción y los cambios que sufrió a lo largo del tiempo hicieron que el estudio sólo permitiera identificar una posible celda, guardar e inventariar los elementos constructivos antiguos y generar un proyecto de preservación del conjunto. El libro presenta el informe de lo hecho en el sitio para su conocimiento, aunque sigue abandonado a la espera de las licitaciones y proyectos manejados por los estados nacional y provincial.

«Arqueología de la Patagonia Trágica: la comisaría de Puerto San Julián, Santa Cruz» de Daniel Schávelzon, Patricia Frazzi y Matías Hernández, Ediciones IAA-CAU, ISBN 978-987-88-7330-5, en la ciudad de Buenos Aires.

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En la selva en la frontera entre Argentina y Paraguay, cerca de la orilla del rio Parana, se encontro un asentamiento ubicado entre acantilados rocosos. Si bien habia referencias locales a que habia sido el refugio del general Nazi Martin Bormann, los estudios demostraron que fue construido para albergar a alguien en el final de la Segunda Guerra Mundial, pero que es imposible que lo haya usado Bormann quien murio en Berlin. Un extenso estudio arqueologico e historico, en el sitio y el entorno, permitio fecharlo para los anos 1943 y 1946, y que fue hecho para albergar una familia cuya permanencia duro poco tiempo. Las construcciones son de pesima calidad, simples piedras apiladas, pero siguiendo un plano moderno, complejo y acorde a las necesidades burguesas de la epoca, exoticas a la region de cabanas de madera. Incluso es posible que hayan usado algun resto preexistente, y que luego de su abandono haya habido ocupantes esporadicos. Quedan docenas de muros casi inutiles que rodeaban el sitio, hechas por quienes no entendieron una guerra moderna, pero que lograron un escondite excepcional. La basura se caracterizo por lujos exoticos a la selva (porcelanas, cristal tallado, cubiertos de plata y armas), monedas alemanas y de otros paises invadidos e incluso fotografias escondidas en un muro. Un hallazgo notable y una investigacion pionera en trabajos de arqueologia moderna en America Latina.

«Arqueología de la Segunda Mundial en Sudamérica» de Daniel Schávelzon y Ana Igareta, Archaeopress, ISBN 978-1-80327-217-7 e ISBN 978-1-80327-218-4 (e-Pdf), en Oxford (Gran Bretaña).

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Se trata de un catálogo de baldosas cerámicas de los siglos XIX y XX, donde se han compilado las marcas halladas en el contexto de Buenos Aires, ya sean provenientes de excavaciones arqueológicos como de rescates en intervenciones en edificios históricos de la ciudad, muchas de las cuales componen la colección de referencia del Centro de Arqueología Urbana. Los estudios hechos han permitido clasificarlas y entender su origen y diferencias: se han catalogado más de cien marcas distintas provenientes de Francia en su mayoría, y de otros países como Italia, Inglaterra, España, y finalmente de fabricación local.

«Catálogo de baldosas cerámicas empleadas en la arquitectura de Buenos Aires (siglos XIX-XX)» de Francisco Girelli, Daniel Schávelzon y Martin Nerguizian Raris, Ediciones IAA-CAU, ISBN 978-950-29-1869-3, en la ciudad de Buenos Aires.

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La arqueología de los africanos y afrodescendientes en el país ha crecido en los últimos años. Desde un desconocimiento tradicional varios proyectos de estudio han tomado fuerza y avanzan en un mayor conocimiento de una parte significativa de nuestro pasado oculto. El libro nos introduce al tema a la vez que nos trae dos ejemplos de la provincia de Entre Ríos: las modestas casas de Sajaroff y la capilla de la ciudad de Paraná. Dos textos que, siguiendo los principios del prologuista, Carlos Ceruti, siguen abriendo el tema hacia una mirada diferente, encontrando una historia oficial monolítica muy difícil de transformar, dejándoles lugar a todos, en especial a los desplazados que, con su esfuerzo, construyeron la ciudad de Paraná.

«El Barrio del Tambor: Arqueología histórica en espacios afro de Paraná. Excavaciones en la capilla de San Miguel Arcángel» de Alejandro Richard y Daniel Schávelzon, Ediciones IAA-CAU, ISBN 978-950-29-1906-5, en la ciudad de Buenos Aires.

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La Aduana construida por Edward Taylor (1891-1868) fue una de las estructuras urbanas más complejas que tuvo la ciudad y en buena medida definió la arquitectura y el crecimiento de la ciudad en el siglo XIX. Apoyando el proyecto de Urquiza de incrementar el comercio internacional, de dar una nueva imagen de la ciudad que impactara al inmigrante con un faro y un edificio que se adentraba en el río. Para eso construyó una verdadera máquina de la Revolución Industrial para mover mercancías en forma eficiente. Como toda su obra fue hecha mediante bóvedas de ladrillo, sin columnas ni vigas, lo que era inusitado en la ciudad. Y aprovechó los desniveles de la orilla del río, mediante rampas y grúas, para facilitar el movimiento de carga. Junto con eso hizo dos muelles y luego allí se ubicó el ferrocarril que salía al norte y al sur, y una serie de depósitos de los cuales llegó a construir sólo uno antes de fallecer. Más tarde, para la ampliación de la Casa Rosada y la construcción del Puerto Madero, se demolió la Aduana nivelando el terreno de forma que desapareció la antigua barranca al río. En 1957 se descubrieron las antiguas galerías que restaban de la Aduana y se hizo el museo que, ampliado, llega a la actualidad.

Con la intención de seguir sumando espacio para el museo y aprovechar los restos arqueológicos para hacer una plaza al nivel de la nueva urbanización de la zona, se proyectó la excavación arqueológica de la plaza, y los informes que aquí se publican son los resultados de los primeros pasos en ese trabajo.

«Arqueología de la ex Aduana Taylor: excavaciones en Plaza Colón (2018)» coordinado por Daniel Schávelzon y con artículos de Ulises Camino, Francisco Girelli y Maximiliano Martínez Álvarez, Ediciones IAA-CAU, ISBN 978-950-29-1895-2, en la ciudad de Buenos Aires.

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Entre los años 1905 y 1927 funcionó en los sótanos del actual edificio del Rectorado de la Universidad de Buenos Aires, el Museo Etnográfico. Luego de la mudanza a su actual sede el lugar quedó vacío y sólo usado para archivos.

Un hundimiento del piso motivó un trabajo de rescate que lo que se encontraron dos pozos, uno de ellos de mitad del siglo XIX, y que contenían entre pocos objetos de su tiempo, cientos de fragmentos de cerámicas precolombinas del noroeste y huesos humanos, arrojados por los empleados del museo. ¿Por qué esos objetos no fueron descartados con la basura cotidiana si no tenían interés científico, y se arrojaron por una rejilla a un profundo pozo ya fuera de uso? Un rescate interesante en el centro de la ciudad.

«Los entonces lóbregos sótanos: arqueología de rescate del primer Museo Etnográfico (1905-1927)» de Daniel Schávelzon, Ediciones IAA-CAU, ISBN 978-950-29-1872-3, en la ciudad de Buenos Aires.

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La arqueología urbana es una manera de estudiar el pasado de las ciudades interesada en la modernidad y en el cómo y porqué llegamos hasta donde estamos. Es una arqueología de  nosotros mismos, preocupada por el hábitat de Buenos Aires desde sus orígenes a la actualidad.

Los trabajos hechos a lo largo de los años, excavando casas, barrios, edificios, iglesias, basurales, parques y túneles, han permitido hacer este primer Manual. De utilidad para aquellos profesionales quienes se dedican o quieren dedicarse a este campo del conocimiento de reciente crecimiento. Y se destacan en especial los de la Cassa Lepage Art Hotel.

El libro nos permite avanzar a través de experiencias y sugerencias, en como lograr hacer arqueología en una ciudad urbanizada, sin necesidad de generar conflictos con otros intereses urbanos. Decenas de hallazgos, lugares insospechados, información inédita, excavaciones en todo tipo de lugares que implican una experiencia acumulada como pocas veces en el continente y nos guía por la generación de proyectos, su gestión y las técnicas para trabajar en edificios y lugares construidos.

«Manual de Arqueología Urbana: técnicas para excavar Buenos Aires» de Daniel Schávelzon, Ediciones IAA-CAU, ISBN 978-950-29-1864-4, en la ciudad de Buenos Aires.

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¿Es posible que la historia de la arquitectura y del diseño urbano haya dejado de lado –olvidado o desaparecido-, estilos, épocas y obras de significación? Al parecer sí, y parte del arte que sirvió para ornamentar los espacios públicos, las viviendas de la clase media, los jardines de las clases altas y hasta sus estancias, quedó afuera de nuestro pasado. La política y la ideología no lo perdonaron, seleccionaron lo que había que recordar y lo que era necesario olvidar, y entre ellos quedó la arquitectura de las Grutas y las Rocallas, obras hechas entre 1885 y 1915. No servía para interpretaciones posteriores, porque fue a la vez aristocrático, antiacadémico y producto de manos artesanales y su fin fue el regreso al orden clásico de la Modernidad.

La arquitectura de Grutas y Rocallas se mostró como grandes cavernas artificiales en plazas y parques, montañas en la Pampa, cascadas de agua hechas con cemento, la imitación de piedras, árboles y plantas, fantasías inusitadas y, ríos y lagos de artificio: una naturaleza dominada y reconstruida por el poder de la Generación de 1880. Palermo, Constitución, plaza San Martín, Retiro, Recoleta, todos nuestros parques nacieron de esa manera. Cemento imitando madera y piedra de lo que sólo quedan algunos bancos y pesados maceteros en los patios del ayer.

Este libro reúne ejemplos de la ciudad, el país y América Latina. Un estilo que proveniente de viejas tradiciones europeas fue trasladado por los grandes arquitectos, pero que en cada lugar fue adaptado, modificado, hecho con técnicas diferentes a las originales. Fue resignificado para diferentes grupos sociales e intereses estéticos. Una experiencia insólita antes de entrar al mundo moderno, el último intento de la artesanía que se veía amenazada con la industria.
Daniel Schávelzon es un conocido historiador de la ciudad a través de sus libros sobre arqueología urbana, el patrimonio y la historia del arte. Director del Centro de Arqueología Urbana (IAA-FADU) de la Universidad de Buenos Aires, ha sido Investigador Superior del Conicet y creó el Área Fundacional de Mendoza, el área de arqueología del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de varias otras ciudades del país.

«El árbol de cemento. Arquitecturas de rocallas: Argentina y América Latina» de Daniel Schávelzon, Ediciones del IAA-CAU,  ISBN 978-987-86-1515-8, en la ciudad de Buenos Aires.

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El autor ingresó al terreno de la historia de la arquitectura y del urbanismo en 1971, como alumno de la Facultad de Arquitectura (UBA). Ese año comenzó a colaborar en el Instituto de Arte Americano, donde, salvo por diez años de exilio debido a la Dictadura, trabajaría toda su vida académica. En esos años pasaron y cambiaron muchas cosas: en el tema, en el Instituto y en el país. Estas memorias, personales y críticas, son observaciones alrededor de la figura central de ese Instituto: Mario Buschiazzo, quien había fallecido un año antes. Cómo se llegó a la Dictadura y la expulsión de sus investigadores, lo que se hizo antes, durante y después, los proyectos truncos, lo que quedó inédito, la forma de investigar durante décadas, los temas, posturas teóricas y el rol jugado por diferentes personalidades. Los sinsabores de lo mal hecho, los logros institucionales, lo pequeño y lo cotidiano en un centro de estudios universitario que sobrevivió a los avatares de la agitada política nacional, lo que era visto por un estudiante que registraba y fotografiaba, que guardaba copias de todo lo que pasaba frente a él. Y de la misma forma, en un tono coloquial pero sin dejar de ser académico, nos muestra cómo esa historia fue construyendo su propia historia entre generaciones diferentes y formas de pensar que luchaban entre ellas. A los setenta y dos años de la creación del Instituto, con mucha historia institucional y muy poca personal, con una segunda generación que ya no está, con una tercera que comienza a jubilarse, es refrescante aunque doloroso reconstruir el pasado ante la mirada de un observador de crítica aguda.

El eje de estas memorias se constituye a partir de la conservación del patrimonio de las instituciones y de los investigadores, sus papeles, libros, cartas: ejemplo tras ejemplo Daniel Schávelzon nos demuestra cómo la política de descartar lo anticuado o lo diferente ha hecho estragos y él mismo ha tenido que enviar su trabajo a una biblioteca en el exterior en 2015 por persecuciones políticas por temas menores, o falta de espacios físicos , o que los bienvenidos cambios hacia lo digital se hace sin preservar primero el papel. De esa manera el libro comienza y termina con la poca valoración de la herencia del pasado en todos los ámbitos, a veces incluso en los que se esfuerzan por trabajar el tema. Toda una reflexión sobre una vida pasada en una institución cultural de prestigio, en el país y en el mundo.

«Historias de la historia de la arquitectura argentina», de Daniel Schávelzon, tomos 1 y 2, de Editores Argentinos, ISBN 978-987-778-690-3, en la ciudad de Buenos Aires,

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Edición facsimilar del original publicado en formato digital (CD-Rom) en el año 2001 y editado por la Fundación para la Investigación del Arte Argentina (FIAAR) y Telefónica de Argentina, bajo el ISBN 950-99716-8-5. El catálogo ha sido llevado del formato digital al papel, contando ambas versiones con los mismos contenidos y a modo de informe del estado actual del conocimiento en la materia.

«Catálogo de cerámicas históricas de Buenos Aires (siglos XVI-XX) con notas sobre la región del Río de la Plata», de Daniel Schávelzon, editado por la Fundación para la Investigación del Arte Argentino y Telefónica Argentina, ISBN 978-987-42-7547-9, en la ciudad de Buenos Aires.

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Escondido entre peñascos de piedra de un centenar de metros y una selva impenetrable, durante años descansó un sitio que ahora causa sensación en el mundo: un refugio atribuido al nazismo en la Argentina, posible escondite de alguno de sus jerarcas. Este espacio -que jamás tuvo dueño ni escrituras, que no figuraba en los catastros- es en la actualidad parte del hermoso Parque Provincial Teyú Cuaré, destinado a proteger la fauna y la flora, pero durante mucho tiempo fue considerado, sin sustento real, el lugar de escondite de Martin Bormann, secretario de Hitler. La inaccesibilidad del sitio impidió su estudio y, de hecho, no se sabía en la región que Bormann había muerto en 1945.

Entre sus construcciones de piedra, el hallazgo de objetos relacionados con el nazismo (monedas, fotos, papeles, billetes en cajas metálicas y hasta un cinturón de tiempos de Franco), causa estupor. El estudio de esos objetos, que se encontraron de a miles, pero también de la arquitectura, los caminos, los pozos y los alrededores de Teyú Cuaré han ayudado a realizar una investigación poco habitual sobre nuestro pasado reciente: el período que se extiendió entre 1945 y 1955.

Este libro presenta con sobriedad y detalle todos esos hallazgos. Trabajo académico de gran rigurosidad, convocó a un puñado de expertos internacionales que llevó adelante un trabajo de magnitud inusitada. La investigación fue exhaustiva e incluyó estudios físico-químicos, el estudio de cada rincón de la región, consultas a docenas de expertos y entrevistas a ancianos y habitantes del lugar en un intento por comprender la complejidad de este lugar enquistado en lo profundo de la selva, entre farallones de roca, justo sobre el Paraná, en la frontera con Paraguay.

Arqueología de un refugio nazi en la Argentina. Teyú Cuaré es el primer trabajo que presenta los resultados del descubrimiento y estudio de este sitio arqueológico, considerado por la prensa internacional el gran hallazgo de los últimos años en América Latina.

“Teyú Cuaré: Arqueología de un refugio nazi en la Argentina”, de Daniel Schávelzon y Ana Igareta, editado por Paidos, ISBN 978-950-12-9526-9, en la ciudad de Buenos Aires, mayo de 2017.

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Entre los años 1938 y 1947, la Argentina se vio invadida de grandes obras de arte internacional sin origen aparente, con sus posteriores consecuencias. Miles de ellas llegaban desde Rusia y toda Europa, mientras que allí estaban inmersos en plena Segunda Guerra Mundial. Cuadros, muebles, tapices, vajilla, platería, obras de Picasso, del Impresionismo, arte ruso propiedad de los zares, obras que jamás hubieran llegado normalmente o sólo de a una o dos. Incluso las que traían -y en ciertos casos aun las conservan- etiquetas de otros museos o iglesias saqueados. Obras que luego eran exhibidas en nuestros grandes museos nacionales sin documentación alguna sobre su procedencia, aunque fuesen de muchos siglos atrás. Allí comenzaban una nueva historia blanca, lavada diríamos hoy, en que las mismas personas exhibían una y otra vez en los mismos museos y pagando sus propios catálogos y libros, creando genealogías para poder vender al exterior, donde sí se exigía que las obras de arte tuvieran un origen demostrable.

Confluyeron aquí comerciantes europeos sin historia, contrabandistas, grandes coleccionistas huyendo de la Justicia, objetos litúrgicos, muebles de palacios saqueados, exhibición de obras de personas que habían muerto en los campos de exterminio nazis, miembros de nuestras clases más altas que compraban y vendían sin papeles obras de valor universal, una Aduana que era permeable a todo y que permitía entrar y salir el contenido de barcos enteros. Una historia increíble que sospechada por el Ejército Aliado, el cual creó un proyecto para leer cartas y documentos de cientos de personas y que es la base de esta investigación, unos ocho millones de páginas ahora desclasificadas. Y los documentos del FBI y la CIA, listas hechas por investigadores europeos, todo le sirvió al autor para armar un rompecabezas en el que trabajó más de diez años, una tarea sin verdadera solución porque de eso se trata el contrabando y lo ilícito: un mundo negro en que es casi imposible penetrar después de más de setenta años de ocultarlo u olvidarlo.

Es un mundo de sospechas, objetos sin papeles, millones de pesos que quedaron en el aire, que incluye una entrevista y las memorias de un curioso falsificador dedicado en 1945 a cambiar el origen de las obras robadas que llegaban al puerto. Un mundo apasionante de nuestra historia más profunda que apenas comienza a ser develada, el cual generará escándalos, ofensas y discusiones. Un período del pasado que, gracias a Internet, está mostrando haber sido muy diferente de lo supuesto.

«El Silencio es Oro: tráfico de arte durante el nazismo en la Argentina» de Daniel Schávelzon, editado por Olmo Ediciones, ISBN 978-987-1555-79-6, en la ciudad de Buenos Aires, año 2017.

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Casa_VirreyLiniers

En la ciudad de Buenos Aires muchos creerán que no ha quedado nada bajo el piso, por la construcción indiscriminada de torres, o por las modificaciones constructivas en general que colman gran parte de la ciudad. Algunos pensarán en los famosos túneles, que efectivamente existen, pero no constituyen ni siquiera la mayor parte del potencial del subsuelo porteño. Con textos de: Daniel Schávelzon, Eva Bernat, Flavia Zorzi, Francisco Girelli, Horacio Padula, Mariana Bóveda, Mario Silveira, Odlanyer Hernández de Lara, Patricia Frazzi, Ricardo Orsini.

«La Casa del Virrey Liniers. Hallazgos arqueológicos», editado por Daniel Schávelzon y Odlanyer Hernández de Lara, publicado por Aspha Ediciones, ISBN 978-987-45321-0-7, en la ciudad de Buenos Aires, año 2014.

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Ushuaia es una ciudad excepcional en toda América y por haber sido un lugar pequeño en el extremo austral, helado y aislado, tuvo una arquitectura de enorme fragilidad hecha en chapa y madera. En los últimos años ha vivido un proceso intenso de destrucción que nada parece detener.

Este libro es resultado de una pequeña excavación arqueológica hecha en pleno centro en donde hubo dos casas que se consideraron descartables para no hacer nada encima. Y muestra la historia que se ha logrado recuperar. Son diferentes estudios hechos con la mirada de cada autor sobre un trabajo arqueológico que no quiso ser puramente arqueológico, quiso superar los límites estrictos de la inferencia para penetrar en el campo de las hipótesis, de las ideas, de las reflexiones.

Se han agregado anexos con datos dispersos encontrados en la investigación que resultan de interés: cartas inéditas de Simón Radowitzky el gran prisionero de Ushuaia, la exhibición de habitantes originarios en París en el siglo XIX con información inédita y una polémica en los periódicos locales que sostuvieron los autores sobre el patrimonio local.

Incluye cuatro cartas inéditas del anarquista Simón Radowitzky, quien asesinara al comisario Ramón L. Falcón, y un artículo desconocido sobre la exhibición de fueguinos en París.

«Usuhuaia: Arqueología, historia y patrimonio», con la co-autoria Daniel Schávelzon, Patricia Frazzi y Ricardo Orsini, publicado por Aspha Ediciones, ISBN 978-987-45321-1-4, en la ciudad de Buenos Aires, año 2014.

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El Pórtico Bizantino del Jardín Zoológico de Buenos Aires

Hace largos años que defendemos una concepción de patrimonio no limitada al objeto material, sino concebido como una construcción histórica y simbólica, abierta a los sentidos que le otorga la comunidad porque creemos que desde esta perspectiva cobra vida y nos habla de nosotros como sociedad.

Esto se torna más significativo desde que vivimos en un mundo global saturado de iconografía e información uniforme, pero al mismo tiempo se fragmenta en identidades múltiples (en lo cultural, social o generacional). De hecho, en un espacio local como la Ciudad de Buenos Aires, en la actualidad son pocos los hitos compartidos por habitantes de distintas edades y condición social.

Uno de ellos es justamente el Jardín Zoológico, asociado al asombro, la infancia, la diversión, la familia, anidado en los afectos y convertido en referente de identidad porteña.

De ahí la importancia de esta publicación cuyos trabajos no solo hacen historia y brindan información, sino que también instalan interrogantes sobre los modos de construcción de nuestra cultura material y nuestros imaginarios.

La investigación a cargo de Daniel Schávelzon es un análisis minucioso y agudo de los componentes de la construcción conocida como Pórtico Bizantino, sus derroteros entre la autenticidad, la copia y la falsificación, entre los datos ciertos y las conjeturas sobre su origen, su finalidad o valor, que lo conduce a una reflexión: su mayor autenticidad reside en ser parte de nuestra historia.

Patricia V. Corsani aporta en el mismo sentido a través de la revisión de las estrategias de ornamentación urbana seguidas desde las instituciones públicas, en la búsqueda y selección de esculturas a cargo de personalidades como Ernesto de la Cárcova y Eduardo Schiaffino. Indaga sus viajes, los apoyos, los montos gastados, y los criterios adoptados, quizás difíciles de comprender a un siglo de distancia.

Marina Vasta cierra con una historia del Jardín Zoológico que ubica en perspectiva todo el proceso. Rastrea la voluntad de visibilizar y producir experiencia corporal, entrecruzando lo científico y lo artístico, lo recreativo y lo didáctico, lo natural y lo construido.

En conjunto, ofrecen un fresco sobre un lugar arraigado en la experiencia individual y la memoria afectiva: el Jardín Zoológico va enlazando sus significados históricos, se vuelve identidad cultural, y por tanto, patrimonio.

Del prólogo de Liliana Barela
Directora General de Patrimonio e Instituto Histórico.

«El Pórtico Bizantino del Jardín Zoológico de Buenos Aires. Una reflexión sobre nosotros mismos», de Daniel Schávelzon, Patria Corsani y Marina Vasta, ha sido publicado por Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, ISBN 978-987-1642-21-2, en la ciudad de Buenos Aires, diciembre de 2013.

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Héctor Greslebin

Durante la década de 1920 y debido al impacto de la Primera Guerra Mundial, se generó en el país una corriente intelectual que comenzó a repensar los temas culturales sin seguir las tradiciones europeas. La intención era buscar desde el país, o desde una visión americanista más amplia, una forma de generar cultura que fuera puramente americana. Héctor Greslebin fue un notable personaje que desde 1919 y siendo ya arquitecto comenzó a publicar, investigar, dar clases, conferencias, logrando en diez años un lugar de reconocimiento latinoamericana con más de cien investigaciones. Pero la situación enrarecida que vivió el país entre 1929 y 1930 que culminó con el golpe militar de Uriburu lo dejó fuera del ámbito académico, lo marginaron y tuvo que exiliarse con otros intelectuales. Su regreso no lo sacó de los márgenes, sus ideas se enrarecieron y se le aplicaron leyes como saqueador y traficante de arqueología en lugar de reconocer su aporte a la ciencia excavando La Tambería del Inca en La Rioja. Y mientras en América su reconocimiento continuaba creciendo en el país pasó a ser un hombre sin trabajo universitario hasta su jubilación, en que comenzó a reescribir textos de su juventud sin que faltaran fuertes rasgos de excentricidad.

Quedan de su obra monumental dibujos, planos, casas construidas, libros, artículos, conferencias, cientos de estudios inéditos, fotografías y documentos preservados en su mayor parte.

El libro reconstruye su accidentada biografía e interpreta las causas que llevaron, como a tantos otros intelectuales, a que un joven brillante fuera destruido por el sistema simplemente por tener diferencias políticas con los grandes personajes de su tiempo.

«La Tambería del Inca. Héctor Greslebin, una búsqueda americana» de Daniel Schávelzon, ha sido publicada por ASPHA Ediciones, ISBN 978-987-28832-7-0, en la ciudad de Buenos Aires, año 2013.

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